martes, 11 de enero de 2011

Educación 2.0


La formación a distancia se ha consolidado como una de las metodologías más útiles para cursar todo tipo de estudios. El conocido como e-learning se ha convertido en una herramienta básica tanto para empresas que persiguen la formación permanente de sus trabajadores como para estudiantes que desean compaginar una titulación con el trabajo.
El éxito de un curso a distancia recae en la implicación de los profesionales que lo llevan a cabo. La clave del éxito, más que en la tecnología de último nivel, estará en los contenidos bien estructurados y el buen diseño pedagógico, en buenos tutores que participan en los foros y sobretodo en un profesorado experto que consiga que los alumnos se impliquen y participen.
Al fin y al cabo, se trata de que los usuarios de este tipo de formación online mantengan el interés y finalicen con éxito el curso. Para ello, además de los recursos humanos, la tecnología del e-learning debe ofrecer una implementación simple, costes bajos, una comunicación entre profesor y alumno adecuada, diseño atractivo, aplicaciones de última generación, buena gestión y otros servicios como la simulación, los juegos y la interactividad, que enriquecen este aprendizaje.
Para lograrlo, muchos centros especializados en formación online están incorporando nuevas herramientas a sus proyectos educativos. Una de estas herramientas son las conocidas como redes sociales.
Algunas de las páginas más populares son Facebook, Twitter o Myspace aunque los centros educativos empiezan a crear sus propias aplicaciones para favorecer la interacción y el intercambio entre sus estudiantes, profesorado y personal.
Así pues, parece innegable que las redes sociales han abierto, como mínimo, nuevas oportunidades de enseñanza, sobre todo si tenemos en cuenta las teorías que destacan al alumno como centro del aprendizaje, participando activamente en el proceso e implicándose, en lugar de ser un mero receptor de la información como en cualquier centro educativo común.
Pero hay que mostrarse cautos en este sentido. Es cierto que estas tecnologías ofrecen posibilidades muy amplias, pero no parece que la introducción de estos nuevos avances en el proceso educativo consiga por sí sola transformar una forma de enseñar y de aprender muy arraigada.

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